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San Charbel el primer santo del Líbano.

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domingo, 27 de junio de 2010

Benedicto XVI Ánlues 27 de junio de 2010 proclamación del beato Esteban Nehmé


BENEDICTO XVI

ÁNGELUS

Plaza de San Pedro
Domingo, 27 de junio de 2010


Queridos hermanos y hermanas:

Las lecturas bíblicas de la santa misa de este domingo me brindan la oportunidad de retomar el tema de la llamada de Cristo y de sus exigencias, tema que traté también hace una semana con ocasión de las ordenaciones de los nuevos presbíteros de la diócesis de Roma. En efecto, quien tiene la suerte de conocer a un joven o una chica que deja su familia de origen, los estudios o el trabajo para consagrarse a Dios, sabe bien de lo que se trata, porque tiene delante un ejemplo vivo de respuesta radical a la vocación divina. Esta es una de las experiencias más bellas que se hacen en la Iglesia: ver, palpar la acción del Señor en la vida de las personas; experimentar que Dios no es una entidad abstracta, sino una Realidad tan grande y fuerte que llena de modo sobreabundante el corazón del hombre, una Persona viva y cercana, que nos ama y pide ser amada.

El evangelista san Lucas nos presenta a Jesús que, mientras va de camino a Jerusalén, se encuentra con algunos hombres, probablemente jóvenes, que prometen seguirlo dondequiera que vaya. Con ellos se muestra muy exigente, advirtiéndoles que «el Hijo del hombre —es decir él, el Mesías— no tiene donde reclinar su cabeza», es decir, no tiene una morada estable, y que quien elige trabajar con él en el campo de Dios ya no puede dar marcha atrás (cf. Lc 9, 57-58.61-62). A otro en cambio Cristo mismo le dice: «Sígueme», pidiéndole un corte radical con los vínculos familiares (cf. Lc 9, 59-60). Estas exigencias pueden parecer demasiado duras, pero en realidad expresan la novedad y la prioridad absoluta del reino de Dios, que se hace presente en la Persona misma de Jesucristo. En última instancia, se trata de la radicalidad debida al Amor de Dios, al cual Jesús mismo es el primero en obedecer. Quien renuncia a todo, incluso a sí mismo, para seguir a Jesús, entra en una nueva dimensión de la libertad, que san Pablo define como «caminar según el Espíritu» (cf. Ga 5, 16). «Para ser libres nos libertó Cristo» —escribe el Apóstol— y explica que esta nueva forma de libertad que Cristo nos consiguió consiste en estar «los unos al servicio de los otros» (Ga 5, 1.13). Libertad y amor coinciden. Por el contrario, obedecer al propio egoísmo conduce a rivalidades y conflictos.

Queridos amigos, está llegando a su fin el mes de junio, caracterizado por la devoción al Sagrado Corazón de Cristo. Precisamente en la fiesta del Sagrado Corazón renovamos con los sacerdotes del mundo entero nuestro compromiso de santificación. Hoy quiero invitar a todos a contemplar el misterio del Corazón divino-humano del Señor Jesús, para beber de la fuente misma del Amor de Dios. Quien fija su mirada en ese Corazón atravesado y siempre abierto por amor a nosotros, siente la verdad de esta invocación: «Sé tú, Señor, mi único bien» (Salmo responsorial), y está dispuesto a dejarlo todo para seguir al Señor. ¡Oh María, que correspondiste sin reservas a la llamada divina, ruega por nosotros!


Después del Ángelus

(En italiano)

Esta mañana, en el Líbano, ha sido proclamado beato Esteban Nehmé, en el siglo Joseph, religioso de la Orden Libanesa Maronita, que vivió en el Líbano entre finales del siglo XIX y la primera mitad del XX. Me alegro de corazón con los hermanos y las hermanas libaneses y los encomiendo con gran afecto a la protección del nuevo beato.

En este domingo que precede a la solemnidad de San Pedro y San Pablo, se celebra en Italia y en otros países la Jornada de la caridad del Papa. Expreso mi viva gratitud a quienes, con la oración y los donativos, apoyan la acción apostólica y caritativa del Sucesor de Pedro en favor de la Iglesia universal y de tantos hermanos cercanos y lejanos.

(En francés)

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua francesa y, en particular, a los fieles libaneses que asisten esta mañana a la celebración de beatificación de hermano Esteban Nehmé, de la Orden Libanesa Maronita. Por nuestro bautismo estamos llamados a seguir a Cristo. Así pues, estamos invitados a orientar todos nuestros recursos humanos y espirituales hacia Dios, tratando de vivir bajo la guía de su Espíritu. Que la Virgen María nos ayude a enraizar cada vez más nuestra existencia en Dios, fuente de la verdadera felicidad y de la alegría perfecta.

(En inglés)

El martes próximo celebraremos la fiesta de Roma, es decir, la fiesta de San Pedro y San Pablo, los dos grandes Apóstoles que proclamaron el Evangelio en esta ciudad y dieron testimonio de Cristo hasta el derramamiento de su sangre. Que todos los que vienen en peregrinación a Roma, por su intercesión, se renueven y fortalezcan en la fe, la esperanza y la caridad. Que las abundantes bendiciones divinas se derramen sobre vosotros y sobre vuestros seres queridos.

(En alemán)

Este domingo escuchamos en el Evangelio cómo Jesús llama a renunciar a las posesiones terrenas e incluso a dejar la propia familia para seguirlo, para dar como él testimonio del reino de Dios, no sólo con palabras sino con toda la vida. Recemos por todos aquellos a quienes Cristo llama a seguirlo de modo especial y examinemos si en nuestra vida Dios ocupa siempre el primer lugar.

(En español)

Saludo con afecto a los peregrinos de lengua española presentes en esta oración mariana y a todos los que se unen a ella a través de la radio o la televisión. En el evangelio proclamado este domingo se nos muestra un verdadero programa de vida cristiana y Jesús mismo nos invita a un seguimiento más radical de su Persona, basado en el amor y el servicio. De la mano de la santísima Virgen María, supliquemos la gracia de entender cada día más esta paradoja evangélica: que sólo el que pierde la vida por Cristo la gana realmente. ¡Muchas gracias y feliz domingo!

(En polaco)

Se acerca el tiempo de las vacaciones. Para muchos, será un tiempo de descanso. Os deseo que los encuentros con la naturaleza, con personas nuevas, con los frutos de la creatividad humana sean una ocasión no sólo de recuperación de las fuerzas físicas y de desarrollo intelectual, sino también de un contacto más intenso con Dios y de fortalecimiento en la fe. Que Dios os bendiga.

Fuente: http://w2.vatican.va/content/benedict-xvi/es/angelus/2010/documents/hf_ben-xvi_ang_20100627.html

domingo, 22 de junio de 2008

Beatificación de Santiago de Ghazir: Palabras del cardenal José Sariana Martins

CONGREGACIÓN PARA LAS CAUSAS DE LOS SANTOS

PALABRAS DEL CARDENAL JOSÉ SARIAVA MARTINS 
AL FINAL DE LA CEREMONIA DE BEATIFICACIÓN 
DE SANTIAGO DE GHAZIR FUNDADOR DE LAS HERMANAS
FRANCISCANAS DE LA CRUZ DE LÍBANO

Plaza de los Mártires, Beirut, Líbano
Domingo 22 de junio de 2008


La beatificación de Abuna Yaakub, juntamente con el recuerdo de los santos libaneses Charbel, Rafka y Hardini, evoca toda la verdad y la belleza de las palabras de Juan Pablo II: "La santidad es el camino real para los creyentes del tercer milenio" (Catequesis en la audiencia general del 16 de mayo de 2001: L'Osservatore Romano, edición en lengua española, 18 de mayo de 2001, p. 20).

Las vidas de los santos libaneses, a las que se añade hoy la de este nuevo beato, nos presentan a hombres y mujeres que, obedeciendo al plan de Dios, afrontaron a veces pruebas y sufrimientos indescriptibles. Pero, como nos recordó el Papa Benedicto XVI: "Toda forma de santidad, aun siguiendo sendas diferentes, pasa siempre por el camino de la cruz, el camino de la renuncia a sí mismo" (Homilía en la solemnidad de Todos los Santos, 1 de noviembre de 2006: L'Osservatore Romano, edición en lengua española, 3 de noviembre de 2006, p. 12).

De este modo se nos ofrece una clave de lectura para interpretar toda nuestra vida. La santidad no ignora y no evita la cruz, la renuncia, la entrega. El beato Abuna Yaakub creyó de verdad en ello; por eso, enseñaba: "No hay cielo sin cruz. Quien quiere el cielo sin sufrimiento, es como quien quiere comprar mercancías sin pagar".

Así pues, aprendamos hoy, una vez más, del testimonio del nuevo beato, que se nos presenta como ejemplo, que sólo con estas condiciones la santidad puede realmente llegar a ser nuestra aspiración común y realizar en el hombre el verdadero ideal de felicidad, tan frecuentemente malentendido y sustituido, en nuestro siglo, con ídolos cansados que no pueden menos de entristecer al hombre.

El Santo Padre Benedicto XVI nos enseña que los beatos y los santos nos muestran el camino para llegar a ser felices y nos dan a conocer una verdad importante: las personas realmente santas lo han sido precisamente porque "no han buscado obstinadamente su propia felicidad, sino que han querido simplemente entregarse, porque han sido alcanzados por la luz de Cristo" (Homilía en la vigilia de oración de la Jornada mundial de la juventud, 20 de agosto de 2005: L'Osservatore Romano, edición en lengua española, 26 de agosto de 2005, p. 11).

Queridos hermanos y hermanas, hoy el beato Santiago de Ghazir nos sale al encuentro y nos confirma la validez de un mensaje que la Iglesia desde tiempo inmemorial ha consolidado y transmitido a las diversas generaciones que se han sucedido en los dos mil años de su historia: la única forma posible de felicidad es precisamente la santidad. Estamos invitados a captar este mensaje decisivo en la vida y en el rostro de los santos y de los beatos que, con su obra continua, contribuyen a formar el tesoro más verdadero y precioso "de la Iglesia y de todos los que buscan la verdad y la perfección evangélica" (Mensaje del Papa Benedicto XVI, 24 de abril de 2006: L'Osservatore Romano, edición en lengua española, 5 de mayo de 2006, p. 6).

El don de un nuevo beato a la Iglesia libanesa es un signo de esperanza en las extraordinarias posibilidades de este amado país, que tiene profundas raíces bíblicas. Contemplando al beato Santiago, podemos descubrir, hacer crecer y madurar las semillas de santidad que hay en nosotros. Confrontarnos con él nos ayuda a comprender mejor que Dios no suele sufrir derrotas ante la fragilidad humana. Abuna Yaakub, que se añade a los santos y mártires del Valle Santo —san Charbel, santa Rafka, san Hardini— es para el Líbano y para los libaneses un signo admirable de reconciliación y de paz, de la paz que viene a la tierra a los hombres que Dios ama, como nos recuerda el evangelio del nacimiento de Cristo, así como una invitación a mirar la realidad con los ojos de la fe, a fin de tener en ellos la luz necesaria para superar las divisiones, para fortalecer el diálogo y la solidaridad, para promover el bien, para aliviar los sufrimientos, para llevar consuelo y esperanza para vivir, en el signo de la santidad, esta nueva era de serenidad y de paz.

domingo, 28 de enero de 2007

Ángelus 28 de enero de 2007 Llamamiento a favor de Líbano

BENEDICTO XVI

ÁNGELUS

Domingo 28 de enero de 2007


Queridos hermanos y hermanas: 

El calendario litúrgico recuerda hoy a santo Tomás de Aquino, gran doctor de la Iglesia. Con su carisma de filósofo y de teólogo, ofrece un valioso modelo de armonía entre razón y fe, dimensiones del espíritu humano que se realizan plenamente en el encuentro y en el diálogo entre sí. Según el pensamiento de santo Tomás, la razón humana, por decirlo así, "respira", o sea, se mueve en un horizonte amplio, abierto, donde puede expresar lo mejor de sí. En cambio, cuando el hombre se reduce a pensar solamente en objetos materiales y experimentables y se cierra a los grandes interrogantes sobre la vida, sobre sí mismo y sobre Dios, se empobrece. La relación entre fe y razón constituye un serio desafío para la cultura actualmente dominante en el mundo occidental y, precisamente por eso, el amado Juan Pablo II quiso dedicarle una encíclica, titulada justamente Fides et ratio, Fe y razón. También volví  a  abordar  recientemente  este tema en el discurso que pronuncié  en  la Universidad de Ratisbona.

En realidad, el desarrollo moderno de las ciencias produce innumerables efectos positivos, como todos podemos ver; es preciso reconocerlos siempre. Pero, al mismo tiempo, es necesario admitir que la tendencia a considerar verdadero solamente lo que se puede experimentar constituye una limitación de la razón humana y produce una terrible esquizofrenia, ya declarada, por lo que conviven racionalismo y materialismo, hipertecnología e instintividad desenfrenada.

Por tanto, urge redescubrir de modo nuevo la racionalidad humana abierta a la luz del Logos divino y a su perfecta revelación, que es Jesucristo, Hijo de Dios hecho hombre. Cuando es auténtica, la fe cristiana no mortifica la libertad y la razón humana; y entonces, ¿por qué la fe y la razón deben tener miedo una de la otra, si encontrándose y dialogando pueden expresarse perfectamente? La fe supone la razón y la perfecciona, y la razón, iluminada por la fe, encuentra la fuerza para elevarse al conocimiento de Dios y de las realidades espirituales. La razón humana no pierde nada abriéndose a los contenidos de la fe; más aún, esos contenidos requieren su adhesión libre y consciente.

Con clarividente sabiduría santo Tomás de Aquino logró instaurar una confrontación fructuosa con el pensamiento árabe y judío de su tiempo, hasta tal punto que es considerado un maestro siempre actual de diálogo con las demás culturas y religiones. Supo presentar la admirable síntesis cristiana entre razón y fe, que para la civilización occidental representa un valioso patrimonio, al que se puede acudir también hoy para dialogar de modo eficaz con las grandes tradiciones culturales y religiosas del este y del sur del mundo.

Oremos para que los cristianos, especialmente cuantos trabajan en el ámbito académico y cultural, sepan expresar la racionalidad de su fe y testimoniarla en un diálogo inspirado por el amor. Pidamos este don al Señor por intercesión de santo Tomás de Aquino y sobre todo de María, Sede de la Sabiduría.

LLAMAMIENTO EN FAVOR DE LÍBANO

Queridos hermanos y hermanas, gracias por vuestro saludo y por vuestro entusiasmo. Quiero comenzar con un llamamiento. En los días pasados la violencia ha vuelto a ensangrentar el Líbano. Es inaceptable que se recorra este camino para sostener las propias razones políticas. Siento una inmensa pena por esa querida población. Sé que muchos libaneses experimentan la tentación de abandonar toda esperanza y se encuentran desorientados por lo que está sucediendo. Hago mías las fuertes palabras pronunciadas por Su Beatitud el cardenal Nasrallah Pierre Sfeir para denunciar los enfrentamientos fratricidas. Con él y con los demás responsables religiosos invoco la ayuda de Dios para que todos los libaneses, indistintamente, puedan y quieran trabajar juntos a fin de hacer de su patria una verdadera casa común, superando las actitudes egoístas que les impiden preocuparse verdaderamente por su país (cf. Una esperanza nueva para el Líbano, 94). A los cristianos del Líbano les repito la exhortación a ser promotores de un auténtico diálogo entre las diversas comunidades, a la vez que invoco sobre todos la protección de Nuestra Señora del Líbano.

Además, espero que cese cuanto antes la violencia en la franja de Gaza. A toda la población deseo expresarle mi cercanía espiritual y asegurarle mi oración, para que prevalezca en todos la voluntad de trabajar juntos por el bien común, emprendiendo caminos pacíficos para solucionar las diferencias y las tensiones.

Después del Ángelus

Con ocasión de la Jornada mundial de los enfermos de lepra, que se celebra hoy, quisiera enviar mi saludo, con la seguridad de un particular recuerdo en la oración, a todas las personas que sufren esta enfermedad. Les deseo la curación y, en todo caso, una atención adecuada y condiciones dignas. Expreso mi apoyo a los agentes sanitarios y a los voluntarios que les asisten, así como a cuantos de diferentes maneras unen sus esfuerzos para derrotar esta enfermedad, que se ha convertido también en una plaga social. En favor de esta noble causa se han prodigado, tras las huellas de Cristo, numerosos hombres y mujeres, entre los cuales me complace recordar a Raúl Follereau y al beato Damián de Veuster, apóstol de los leprosos en Molokai.

Saludo con afecto a los peregrinos de lengua española. Especialmente a los fieles de la parroquia San Bartolomé, de Murcia. Como al profeta Jeremías, el Señor nos ha escogido también a nosotros para proclamar su mensaje de salvación. Que la Virgen María nos ayude a dar en todo momento un testimonio coherente de la verdad y del amor de Cristo, aún en medio de dificultades e incomprensiones. ¡Feliz domingo!

(A los muchachos de la Acción católica de la diócesis de Roma)  
Queridos muchachos, junto con tantos amigos de las parroquias y de las escuelas católicas de la ciudad, habéis venido para la conclusión del "Mes de la paz", acompañados por el cardenal vicario, por algunos sacerdotes, por vuestros padres, educadores y profesores. Dos de vuestros representantes están aquí, a mi lado, y dentro de poco me ayudarán a soltar dos palomas, símbolo de paz. Pero los verdaderos mensajeros de paz sois vosotros. También vosotros tenéis "alas", las alas de la bondad y de la fe, y con esas alas lleváis por doquier la alegría de ser hijos del mismo Padre, que está en los cielos, y de vivir como hermanos.

Las palomas son mensajeras de paz. Debemos ser, como las palomas, mensajeros de paz. Y pedimos al señor que haya paz por doquier, en el Líbano, en la franja de Gaza, en todas las partes del mundo. Gracias por vuestras palabras, por vuestro saludo y por vuestro afecto. Os deseo un feliz domingo a todos.

domingo, 16 de mayo de 2004

Misa de canonización de Nimatullah Kassab Al-Hardini


MISA DE CANONIZACIÓN DE SEIS BEATOS

HOMILÍA DE SU SANTIDAD JUAN PABLO II

VI domingo de Pascua, 16 de mayo de 2004 


1. "Mi paz os doy" (Jn 14, 27). En el tiempo pascual escuchamos a menudo esta promesa de Jesús a sus discípulos. La verdadera paz es fruto de la victoria de Cristo sobre el poder del mal, del pecado y de la muerte. Los que lo siguen fielmente se convierten en testigos y constructores de su paz. 

Bajo esta luz me complace contemplar a los seis nuevos santos, que la Iglesia presenta hoy a la veneración universal:  Luis Orione, Aníbal María di Francia, José Manyanet y Vives, Nimatullah Kassab Al-Hardini, Paula Isabel Cerioli y Gianna Beretta Molla. 

2. "Hombres que han entregado su vida a la causa de nuestro Señor Jesucristo" (Hch 15, 26). Estas palabras de los Hechos de los Apóstoles pueden aplicarse bien a san Luis Orione, hombre totalmente entregado a la causa de Cristo y de su reino. Sufrimientos físicos y morales, fatigas, dificultades, incomprensiones y todo tipo de obstáculos marcaron su ministerio apostólico. "A Cristo, la Iglesia y las almas -decía- se los ama y sirve en la cruz y crucificados, o no se los ama y sirve" (Escritos, 68, 81). 

El corazón de este estratega de la caridad "no conoció confines, porque estaba dilatado por la caridad de Cristo" (ib., 102, 32). El celo por Cristo fue el alma de su vida intrépida, el impulso interior de un altruismo sin reservas y el manantial siempre fresco de una esperanza indestructible. 
Este humilde hijo de un empedrador proclama que "sólo la caridad salvará al mundo" (ib., 62, 13) y repite a todos que "la perfecta alegría está sólo en la entrega perfecta de sí a Dios y a los hombres, a todos los hombres" (ib.). 

3. "El que me ama guardará mi palabra" (Jn 14, 23). En estas palabras evangélicas vemos delineado el perfil espiritual de Aníbal María di Francia, a quien el amor al Señor impulsó a dedicar toda su vida al bien espiritual del prójimo. Desde esta perspectiva, sintió sobre todo la urgencia de realizar el mandato evangélico:  "Rogate ergo...", "Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies" (Mt 9, 38). 

A los padres Rogacionistas y a las religiosas Hijas del Divino Celo les encomendó la misión de trabajar con todas sus fuerzas para que la oración por las vocaciones fuera "incesante y universal". El padre Aníbal María di Francia dirige esta misma invitación a los jóvenes de nuestro tiempo, sintetizándola en su exhortación habitual:  "Enamoraos de Jesucristo". 

De esta providencial intuición ha surgido en la Iglesia un gran movimiento de oración por las vocaciones. Deseo de corazón que el ejemplo del padre Aníbal María di Francia guíe y sostenga también en nuestro tiempo esta acción pastoral. 

4. "El Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho" (Jn 14, 26). Desde el principio el Paráclito ha suscitado hombres y mujeres que han recordado y difundido la verdad revelada por Jesús. Uno de estos fue san José Manyanet, verdadero apóstol de la familia. Inspirándose en la escuela de Nazaret, realizó su proyecto de santidad personal y se dedicó, con entrega heroica, a la misión que el Espíritu le confiaba. Para ello fundó dos congregaciones religiosas. Un símbolo visible de su anhelo apostólico es también el templo de la Sagrada Familia de Barcelona. 

Que san José Manyanet bendiga a todas las familias y os ayude a llevar los ejemplos de la Sagrada Familia a vuestros hogares. 

5. Hombre de oración, enamorado de la Eucaristía, que solía adorar durante largos ratos, san Nimatullah Kassab Al-Hardini es un ejemplo tanto para los monjes de la Orden Libanesa Maronita como para sus hermanos libaneses y para todos los cristianos del mundo. Se entregó totalmente al Señor en una vida de gran renuncia, mostrando que el amor a Dios es la única fuente verdadera de alegría y felicidad para el hombre. Se dedicó a buscar y a seguir a Cristo, su Maestro y Señor. 

Acogiendo a sus hermanos, alivió y sanó muchas heridas en el corazón de sus contemporáneos, testimoniándoles la misericordia de Dios. Que su ejemplo ilumine nuestro camino y suscite especialmente entre los jóvenes un auténtico deseo de Dios y de santidad, para anunciar a nuestro mundo la luz del Evangelio. 

6. "El ángel (...) me enseñó la ciudad santa, Jerusalén, que bajaba del cielo" (Ap 21, 10). La espléndida imagen propuesta por el Apocalipsis de san Juan exalta la belleza y la fecundidad espiritual de la Iglesia, la nueva Jerusalén. De esta fecundidad espiritual es testigo singular Paula Isabel Cerioli, cuya vida produjo mucho fruto. 

Contemplando a la Sagrada Familia, Paula Isabel intuyó que las comunidades familiares se mantienen sólidas cuando los vínculos de parentesco se sostienen y unen al compartir los valores de la fe y de la cultura cristiana. Para difundir estos valores, la nueva santa fundó el Instituto de la Sagrada Familia. En efecto, estaba convencida de que los hijos, para crecer seguros y fuertes, necesitan una familia sana y unida, generosa y estable. Que Dios ayude a las familias cristianas a acoger y testimoniar en toda circunstancia el amor de Dios misericordioso. 

7. Gianna Beretta Molla fue mensajera sencilla, pero muy significativa, del amor divino. Pocos días antes de su matrimonio, en una carta a su futuro esposo, escribió:  "El amor es el sentimiento más hermoso que el Señor ha puesto en el alma de los hombres". 

A ejemplo de Cristo, que "habiendo amado a los suyos (...), los amó hasta el extremo" (Jn 13, 1), esta santa madre de familia se mantuvo heroicamente fiel al compromiso asumido el día de su matrimonio. El sacrificio extremo que coronó su vida testimonia que sólo se realiza a sí mismo quien tiene la valentía de entregarse totalmente a Dios y a los hermanos. 

Ojalá que nuestra época redescubra, a través del ejemplo de Gianna Beretta Molla, la belleza pura, casta y fecunda del amor conyugal, vivido como respuesta a la llamada divina. 

8. "Que no se turbe vuestro corazón ni se acobarde" (Jn 14, 28). Las vicisitudes terrenas de estos seis nuevos santos nos estimulan a perseverar en nuestro camino, confiando en la ayuda de Dios y en la protección materna de María. Que desde el cielo velen ahora sobre nosotros y nos sostengan con su poderosa intercesión.

sábado, 15 de mayo de 2004

AUDIENCIA DEL PAPA JUAN PABLO II
AL SEÑOR 
ÉMILE LAHOUD
PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA DE LÍBANO


Sábado 15 de mayo  de 2004

Señor presidente: 
Acojo a su excelencia con alegría y le doy una cordial bienvenida a usted y a toda la delegación que lo acompaña. 

Conservando un feliz recuerdo de mi visita apostólica a su querido país, expreso mis mejores deseos para su persona y para todos sus compatriotas. Pido a Dios que ayude a todos los libaneses a consolidar la unidad de su nación, en la concordia y el respeto de todos los que la componen, y deseo que la canonización de un hijo de su tierra, el padre Nimatullah Al-Hardini, sea para sus compatriotas un ejemplo de vida fraterna. Ruego a Dios que sostenga también los esfuerzos de todos los hombres de buena voluntad en favor de la paz, especialmente en la región de Oriente Medio, tan probada por violencias inaceptables. 

Sobre su excelencia, sobre su familia, sobre el querido pueblo libanés y sobre sus dirigentes invoco la abundancia de las bendiciones divinas.

viernes, 7 de noviembre de 2003

A un benefactor de la Orden libanesa Maronita. Busto de Nasri Dao

A UN BENEFACTOR DE LA ORDEN LIBANESA MARONITA

Con motivo de la consagración de la iglesia de la misión San Charbel, la Orden Maronita organizó una serie de actos entre los cuales se encontraba la develación del busto de Nasri Dao, que se ubicó en lugar de honor del patio perteneciente al colegio anexo al templo. Como invitados especiales estuvieron los descendientes del homenajeado, directivos de la organización y otras personalidades.

Las palabras centrales la pronunció el padre superior de la Orden Libanesa Maronita, abate Athanasios al Yalj y en ellas recordó la presencia de Nasri Dao en Venezuela, cuando llegó a finales del silgo XIX procedente del Líbano. Subrayó la actividad comercial que desarrolló en este país, que se inició con una agencia automotriz que luego le permitió fundar el Banco Caribe. Más adelante mencionó su matrimonio con Najibe Valdivia de Dao, con quien fundó un hogar donde el norte fueron los valores familiares, la esperanza y el amor.

Agradeció la iniciativa del doctor Edgar Dao que permitió la construcción de la iglesia y el colegio ubicado en Quebrada Honda. Cerró con las bendiciones que dirigió a todos los presentes.

Cabe señalar que la Asociación Maronita de Venezuela, presidida por Mauricio Torbay, mantiene esta obra de relevancia social que cuenta con un colegio para 500 alumnos, biblioteca, dispensario médico, monasterio para sacerdotes, salones de uso múltiple y áreas administrativas.

Fuente: http://www.eluniversal.com/2003/11/07/soc_index
MAYTE NAVARRO
EL UNIVERSAL


Leonor de Dao, María Elena Dao de León y Eduardo León Vivas, unos de los representantes de la familia Dao en este homenaje

Faenza Araujo de Torbay y Enrique Loaeza, embajador de México

Doctor Vicente Carrillo Batalla Luca y Emily Mattar de Carrillo Batalla

Antonio Dahda y monseñor Joseph Dib

Julia Marraoui, Clara de Mattar y Said Mattar

Claudia de Elarba, Yeannette Elarba y Teresa Mattar

Nelson Dao y el Abate Athanasios al Yalj, padre superior de la Orden Libanesa Maronita


lunes, 13 de octubre de 2003

Un bastión oriental en el bulevar

El complejo cuenta con espacios para un colegio y un centro cultural

"El bulevar de las religiones", denominación que por oficio identifica para muchos al paseo bautizado en recuerdo del pequeño gigante de los sábados, el animador Amador Bendayán, alberga desde ayer a la orden Libanesa Maronita, conocida como la primera Iglesia católica apostólica del Medio Oriente.

Allí, frente a la mezquita, tuvo lugar la consagración de la iglesia San Charbel, el santo de los milagros.

Abad Atanasios Yalej, superior general de la Orden; el obispo maronita Georges Abi Younes, asignado por Su Santidad Juan Pablo Segundo para México y Venezuela y el padre Lematawah Hachoem, secretario general de la Orden; acompañados de los padres Mauricio Muawad, Simón Abud y Charbel Chahim, de la comunidad del monasterio, llevaron a cabo la ceremonia a la que asistió también el obispo Pedro Bermúdez, en representacion de la Iglesia católica en Venezuela.

El complejo suma 20 mil metros cuadrados de construcción, levantados sobre una superficie de 6 mil metros cuadrados de terreno. El proyecto se inició hace 17 años y se empezó a construir hace 6.

La obra arquitectónica está dividida en dos. En el bloque A hay un estacionamiento, un salón de actividades en el que funcionará un instituto cultural para la enseñanza del baile, la música, la gastronomía y el idioma libaneses y el templo, con capacidad para recibir a 2.000 personas.

El aparte B incluye otro aparcamiento subterráneo, el monasterio y un colegio para 300 alumnos, con biblioteca y áreas diversas.

El padre Chahin destacó que los planes "son muchos": un dispensario médico, una universidad y un seminario que por lo pronto se orientará hacia la enseñanza de la religión al pueblo en general.

Fuente: http://www.eluniversal.com/2003/10/13/ccs_art_13210A
MORELIA MORILLO RAMOS
EL UNIVERSAL

domingo, 10 de junio de 2001

Misa de canonización de Santa Safqa (Santa Rebeca)


MISA DE CANONIZACIÓN - SOLEMNIDAD DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD

HOMILÍA DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II

Domingo 10 de junio de 2001

1. "Bendito sea Dios Padre, y su Hijo Unigénito, y el Espíritu Santo, porque grande es su amor por  nosotros"  (Antífona de entrada).

Siempre, pero especialmente en esta fiesta de la Santísima Trinidad, toda la liturgia está orientada al misterio trinitario, manantial de vida para todo creyente.

"Gloria al Padre, gloria al Hijo y gloria al Espíritu Santo":  cada vez que proclamamos estas palabras, síntesis de nuestra fe, adoramos al único y verdadero Dios en tres Personas.
Contemplamos con estupor este misterio que nos envuelve totalmente. Misterio de amor; misterio de santidad inefable.

"Santo, santo, santo es el Señor, Dios del universo", cantaremos dentro de poco, al entrar en el corazón de la Plegaria eucarística. El Padre creó todo con sabiduría y amorosa providencia; el Hijo, con su muerte y resurrección, nos ha redimido; el Espíritu Santo nos santifica con la plenitud de sus dones de gracia y misericordia.

Podemos definir con razón esta solemnidad como una fiesta de la santidad. Por tanto, en este día encuentra su marco más adecuado la ceremonia de canonización de cinco beatos:  Luis Scrosoppi, Agustín Roscelli, Bernardo de Corleone, Teresa Eustochio Verzeri y Rebeca Petra Choboq Ar-Rayès.

2. "Ya que hemos recibido la justificación por la fe, estamos en paz con Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo" (Rm 5, 1).

Como hemos escuchado en la segunda lectura, para el apóstol san Pablo la santidad es un don que el Padre nos comunica mediante Jesucristo. En efecto, la fe en él es principio de santificación. Por la fe el hombre entra en el orden de la gracia; por la fe espera participar en la gloria de Dios.
Esta esperanza no es un espejismo, sino fruto seguro de un camino ascético en medio de numerosas tribulaciones, afrontadas con paciencia y virtud probada.

Esta fue la experiencia de san Luis Scrosoppi, durante una vida gastada totalmente por amor a Cristo y a sus hermanos, especialmente los más débiles e indefensos.

"¡Caridad, caridad!":  esta exclamación brotó de su corazón en el momento de dejar el mundo para ir al cielo. Practicó la caridad de modo ejemplar, sobre todo con las muchachas huérfanas y abandonadas, implicando a un grupo de maestras, con las que fundó el instituto de las "Religiosas de la Divina Providencia".

La caridad fue el secreto de su largo e incansable apostolado, alimentado de su contacto constante con Cristo, contemplado e imitado en la humildad y en la pobreza de su nacimiento en Belén, en la sencillez de la vida laboriosa de Nazaret, en la total inmolación en el Calvario y en el silencio elocuente de la Eucaristía. Por este motivo, la Iglesia lo señala a los sacerdotes y a los fieles como modelo de síntesis profunda y eficaz entre la comunión con Dios y el servicio a los hermanos. En otras palabras, modelo de una existencia vivida en comunión intensa con la santísima Trinidad.

3. "Grande es su amor por nosotros". El amor de Dios a los hombres se manifestó con particular evidencia en la vida de san Agustín Roscelli, a quien hoy contemplamos en el esplendor de la santidad. Su existencia, totalmente impregnada de fe profunda, puede considerarse un don ofrecido para la gloria de Dios y el bien de las almas. La fe lo hizo siempre obediente a la Iglesia y a sus enseñanzas, con una dócil adhesión al Papa y a su obispo. La fe le proporcionó consuelo en las horas tristes, en las grandes dificultades y en las situaciones dolorosas. La fe fue la roca sólida a la que supo aferrarse para no ceder jamás al desaliento.

Sintió el deber de comunicar esa fe a los demás, sobre todo a los que se acercaban a él en el ministerio de la confesión. Se convirtió en maestro de vida espiritual especialmente para las religiosas de la congregación que fundó, las cuales lo vieron siempre sereno, incluso en medio de las situaciones más críticas. San Agustín Roscelli también nos exhorta a confiar siempre en Dios, sumergiéndonos en el misterio de su amor.

4. "Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo". A la luz del misterio de la Trinidad cobra singular elocuencia el testimonio evangélico de san Bernardo de Corleone, también él elevado hoy al honor de los altares. Todos se maravillaban y se preguntaban cómo un fraile iletrado como él podía hablar con tanta elevación sobre el misterio de la santísima Trinidad. En efecto, su vida estaba completamente orientada a Dios, a través de un esfuerzo constante de ascesis, impregnada de oración y de penitencia. Quienes lo conocieron testimonian unánimemente que "siempre estaba absorto en oración", "jamás dejaba de orar" y "oraba constantemente" (Summ., 35). De este coloquio ininterrumpido con Dios, que tenía en la Eucaristía su centro de acción, sacaba el alimento vital para su valiente apostolado, respondiendo a los desafíos sociales de su tiempo, no exento de tensiones e inquietudes.

También hoy el mundo necesita santos como fray Bernardo, inmersos en Dios y, precisamente por esto, capaces de transmitirle su verdad y su amor. El humilde ejemplo de este capuchino constituye un aliciente para no dejar de orar, pues la oración y la escucha de Dios son el alma de la auténtica santidad.

5. "El Espíritu de la verdad os guiará hasta la verdad plena" (Antífona de comunión). Teresa Eustochio Verzeri, a quien hoy contemplamos en la gloria de Dios, en su breve pero intensa vida se dejó guiar dócilmente por el Espíritu Santo. Dios se le reveló como misteriosa presencia ante la cual es preciso inclinarse con profunda humildad. Se alegraba al considerarse bajo la constante protección divina, sintiéndose en las manos del Padre celestial, en quien aprendió a confiar siempre.

Abandonándose a la acción del Espíritu, Teresa vivió la particular experiencia mística "de la ausencia de Dios". Sólo una fe inquebrantable evitó que perdiera la confianza en este Padre providente y misericordioso, que la ponía a prueba:  "Es justo -escribió- que la esposa, después de seguir al esposo en todas las penas que acompañaron su vida, participe también con él en la más terrible" (Libro de los deberes, III, 130).

Esta es la enseñanza que santa Teresa deja al instituto de las "Hijas del Sagrado Corazón de Jesús", fundado por ella. Esta es la enseñanza que nos deja a todos. Incluso en medio de las contrariedades y los sufrimientos internos y externos es necesario mantener viva la fe en Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo.

6. Al canonizar a la beata Rebeca Choboq Ar-Rayès, la Iglesia ilumina de un modo muy particular el misterio del amor dado y acogido para la gloria de Dios y la salvación del mundo. Esta monja de la Orden Libanesa Maronita deseaba amar y entregar su vida por sus hermanos. En medio de los sufrimientos, que no dejaron de atormentarla durante los últimos veintinueve años de su vida, santa Rebeca manifestó siempre un amor generoso y apasionado por la salvación de sus hermanos, sacando de su unión con Cristo, muerto en la cruz, la fuerza para aceptar voluntariamente y amar el sufrimiento, auténtico camino de santidad.

Que santa Rebeca vele sobre los que sufren y, en particular, sobre los pueblos de Oriente Próximo, que afrontan la espiral destructora y estéril de la violencia. Por su intercesión, pidamos al Señor que impulse a los corazones a buscar con paciencia nuevos caminos para la paz, apresurando la llegada del día de la reconciliación y la concordia.

7. "Señor, Dios nuestro, ¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra!" (Salmo responsorial, 8, 2. 10). Al contemplar estos luminosos ejemplos de santidad, resuena espontáneamente en el corazón la invocación del salmista. El Señor no cesa de dar a la Iglesia y al mundo ejemplos admirables de hombres y mujeres, en los que se refleja su gloria trinitaria. Que su testimonio nos impulse a mirar al cielo y a buscar siempre el reino de Dios y su justicia.

María, Reina de todos los santos, que fuiste la primera en acoger la llamada del Altísimo, sostennos en el servicio a Dios y a nuestros hermanos. Y vosotros, san Luis Scrosoppi, san Agustín Roscelli, san Bernardo de Corleone, santa Teresa Eustochio Verzeri y santa Rebeca Petra Choboq Ar-Rayès, caminad con nosotros, para que nuestra vida, como la vuestra, sea alabanza al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Amén.

Imágenes del día de la canonización de Santa Rebeca.









Santa Rafqa (Santa Rebeca)


Santa Rafqa nació el 28 de Junio de 1832 en Himlaia, Líbano, A los 8 días la bautizaron y le dieron el nombre de Butrusiye (en español Petra, o Petrita), hija de Murad y Rafqa. Nació y creció su fe en la casa, acompañando a sus padres y imitándolos en su vida diaria. Concurrían a la Iglesia de San Jorge, donde fue bautizada. A los siete años se enferma su madre gravemente y muere; Butrusiye sufrió mucho y empezó a soñar con seguir a su madre.

Santa Rafqa, antes de morir, contó la historia de su niñez a su superiora Ursula: "No hay en mi vida nada importante que merezca ser mencionado... Cuando tenía 7 años, mi madre murió y mi padre se casó de nuevo". "Cuando llegué a la edad de 14, mi madrastra quiso arreglar mi casamiento con el hermano de ella, y mi tía materna quería que lo hiciera con su hijo. Eso me impresionó mucho... y pedí a Dios que me liberara de estos malos pasos. Rápidamente me la idea de hacerme religiosa y me dirigí al convento de Nuestra Señora de la Liberación en Bikfaia, que parecía a las religiosas Mariamitas, conocidas por el pueblo como jesuitas". Abandonó la casa paterna cuando fue mayor de edad. "Por la calle encontré tres muchachas a las cuales dije: voy al convento, ¿queréis seguirme? Dos de ellas aceptaron y la tercera dijo que me seguiría si yo perseveraba en el convento. Nos dirigimos los tres al convento, y cuando entre en la iglesia, sentía una gran alegría interior, escuché como una voz intima que me decía: tu serás religiosa. Cuando entramos en el locutorio del convento, la superiora me dijo: seas bienvenida, me tomó por la mano y me introdujo en el convento. A las dos otras muchachas dijo: volved después y seréis recibidas. Me sorprendió la actitud de la superiora y procuré ver en esto la intercesión de la Virgen del Socorro que vi en la iglesia.


En tiempo de Rafqa no había en el Líbano instituciones religiosas dedicadas exclusivamente a la educación femenina. En Bikfaia, el padre José Gemaiel, fundó para esta finalidad un nuevo instituto que tomó el nombre de Mariamat (Hijas de María). El primero de Enero en 1853, el Padre Gemaiel anotaba en su cuaderno el nacimiento del instituto y el nombre de 4 postulantes. La ultima era Butrsie que tenía 21 años. El 9 de Febrero de 1855, fiesta de San Marón, Butrsie entró en el noviciado en el convento de Ghazir y en el año siguiente obtuvo sus votos temporarios, tomando el nombre de Anisa. Sor Anisa se ocupaba de la cocina y también estudiaba, para poder ser docente. Enseñó por dos años en Deir El-Kamar, un año en la ciudad de Byblos y siete años el pueblo de Maad. Después de la fusión de su congregación Las Mariamitas con la del Sagrado Corazón en una sola congregación llamada Los Sagrados Corazones, en 1971, Anisi vio en sueños a un monje que le decía: "entra en la Orden de las Libanesas Maronitas" (Baladitas). El día siguiente se dirijo al monasterio de San Simón en Aytou, al Norte del Líbano, en donde realizó un año de noviciado, y se llamo como su madre Rafqa. El 25 de Agosto de 1872 tomó los hábitos.

En 1885, el primer domingo de octubre fiesta del Rosario, Rafqa rezaba delante del Santísimo: “¿Dios mío te alejaste de mi y me abandonaste? ¿Porque no me has visitado con una enfermedad? ¿Te habrás olvidado de tu esclava?" Esa misma noche, cuando se disponía a dormir, sintió un inmenso dolor de cabeza que se prolongaba hasta los ojos. Un medico de Trípoli le hizo una punción introduciéndole una sonda de un oído a otro, y Rafqa repetía: "Con los sufrimientos de Cristo ". Un medico americano en Byblos opino que era necesaria una operación en el ojo derecho, y ella rechazo que la anestesiaran. Pero cuando la estaban operando, el medico le extirpo el ojo y este cayo palpitante delante de ella; y Rafqa decía: "Con la Pasión de Cristo; que Dios bendiga sus manos; que Dios lo recompense". En ese momento sintió como chispas que le brotaban de los ojos y un dolor tan intenso como si la tierra girara a su alrededor. Un medico militar en Batrun habiéndola examinado dijo: "El dolor de ojo que esta pobre monja padece, es indescriptible y es imposible su curación ya que le afecto el nervio óptico ". Cuando el dolor se agudizaba, ella repetía: "Por la gloria de Dios, en comunión con la pasión de Cristo... con la corona de espinas en Tu cabeza; Oh mi Señor ". El 3 de noviembre de 1817, el Patriarca Hage autorizo la transferencia de seis monjas quienes querían vivir una vida en comunidad bajo la protección de San José, del monasterio de San Simón El-Karn al nuevo monasterio de San José el Dahr en Yrabta. Una de ellas era Rafqa. Al cabo de dos años de la llegada al monasterio San José, Rafqa quedo totalmente ciega, y le vino después un dolor atroz en los dedos de los pies y tuvo que guardar cama. Tuvo varios dolores en la pierna derecha, la rotula, la rodilla, el hombro y el brazo. Le quedo el cuerpo enjuto y tieso, se adelgazo a tal punto que parecía un esqueleto descarnado, con todos los miembros dislocados. No tenía ningún miembro sano excepto las articulaciones de las manos, las cuales utilizaba para tejer medias de lana... Según la opinión de los médicos, Rafqa padecía de tuberculosis osteoarticular que la postro por siete años en cama, acostada solamente del lado derecho sin que su hombro tocara las sabanas, con la cabeza apoyada en la almohada. La mañana del Jueves Santo, Rafqa dijo a su superiora "si pudiera asistir a la misa, en este día de tan noble fiesta", las hermanas trataron de llevarla asiendo las cuatro puntas de la sabana, pero al tratar de llevarla, le dolió la cadera izquierda, entonces la dejaron en su cama. Cuándo la misa empezó y las monjas estaban en el oratorio, Rafqa entro arrastrándose en la Iglesia! Las monjas se sorprendieron y se emocionaron, la superiora se levantó para ayudarla, pero Rafqa le hizo una seña con la cabeza que la dejara entrar sola. Cuando entró la sentaron en un almohadón. Más tarde, la madre superiora le preguntó: "¿Cómo pudiste ir a la Iglesia?" Rafqa respondió: "No se nada; le pedí a Jesús que me ayudara, y de repente sentí que los pies se resbalaban de la cama, pude bajarme y me arrastré hasta la Iglesia".

Un día, la madre Ursula Doumit preguntó a Rafqa: “No desearías ver nuestro nuevo monasterio y sus alrededores, como la montaña, el bosque y la belleza?"

-"Sí, desearía la vista al menos una hora para verte".

-"Una hora solamente y volver a estar ciega?"

-"Sí". - Al momento, se le resplandeció la cara de Rafqa y dijo sonriente: "Veo! Bendito sea Dios!"

-"Que hay sobre este armario?" preguntó la superiora, para asegurarse.

Y Rafqa volteando la cara sobre el armario dijo: "La Santa Biblia y el prefacio" y señalaba las diferentes manchas que había en su cubrecama.

EL MILAGRO DE LA BEATIFICACIÓN

En 1925 el Abad Ignatios Daguer Al Tanuri, Superior General, se dirige a Roma se encuentra en una audiencia con el Papa Pio XI, pidiéndole que acepte las causas de Beatificación de tres de los hijos de la Orden que son; Padre Nemetala Al Hardini, Padre Charbel Majluf Beqakafra y la Monja Rafqa Alchoboc Al Rais de Hemlaya.

Como ya sabemos, el Padre Charbel fue beatificado el 5 de diciembre de 1965 en la clausura del Concilio Vaticano II y su canonización el 9 de octubre de 1977. también sabemos lo que significa San Charbel, no solo para los libaneses, son para todos los cristianos.

Santa Rafqa, esta monja de la Orden Libanesa Maronita, fue beatificada por el actual Papa Juan Pablo II el 17 de mayo de 1985. Su fiesta es el 23 de marzo. Y su canonización también la realizó el Papa Juan Pablo II el 10 de junio de 2001.

La Iglesia reconoce el milagro que Dios ha realizado por la intersección de Santa Rafqa, que fue una curación directa, completa y permanente de la señora Isabel Najle Albathawi que tenia un cáncer en el útero; al perder la esperanza de poder curarla, los doctores dieron órdenes de llevarla a casa para morir; por el camino los familiares pasaron con ella por el convento y rezaron de noche con las hermanas sobre la tumba de Rafqa, al día siguiente cesó la hemorragia y quedó curada.

Su Santidad el Papa Juan Pablo II la beatificó el 17 de Noviembre 1985.

La Beata Rafqa de Himlaya, que hoy es canonizada por el Sumo Pontífice, fue realmente “sal de la tierra y luz del mundo”. Se le puede aplicar también el bello versículo del Salmo 92: "Florecerá el justo como la palmera y crecerá como el cedro del Líbano”. Por esta razón y con mucho fervor elevamos desde nuestro corazón una suplica: le pedimos que interceda ante Dios, por su noble patria, abrumada de tormentos. Que los habitantes del Líbano encuentren en el ejemplo de esta mujer fuerte, que ha sufrido tanto y jamás ha hecho sufrir, valor para avanzar por los caminos de la reconciliación y de la paz (palabras del Santo Padre en su Beatificación).

Canonización de beata Rafqa en el Vaticano el 10 de junio de 2001.

miércoles, 24 de mayo de 2000

Mensaje del santo padre Juan Pablo II al patriarca de antioquía de los maronitas

MENSAJE DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II
AL PATRIARCA DE ANTIOQUÍA DE LOS MARONITAS

A Su Beatitud el cardenal
Nasrallah-Pierre Sfeir
Patriarca de Antioquía de los maronitas

Informado de la evolución de los acontecimientos en su país, quiero expresarle mi solidaridad e invitar a todos los cristianos a sentirse solidarios con las poblaciones que, en el sur del Líbano, temen por su futuro a causa de la situación que se ha creado en estos últimos días.

Deseo recordar a todos los responsables el grave deber que les incumbe de respetar el derecho de las personas y de los pueblos, y evitar actos que pondrían en peligro la vida de las personas y la convivencia entre las comunidades.

Pido a Dios que ilumine las mentes y los corazones, para que se ahorre a todas las poblaciones civiles nuevas matanzas y se garantice la soberanía de cada país, de manera que todos miren al futuro con serena esperanza.

Como prenda de consuelo le envío a usted, señor cardenal, la bendición apostólica, así como a todos los fieles de Cristo, implorando a Dios que derrame la abundancia de sus beneficios sobre todos los libaneses.

Vaticano, 24 de mayo de 2000



miércoles, 11 de febrero de 1998

Exigen culminar construcción de Iglesia

La edificación de la Orden Libanesa Maronita fue suspendida por mandato de un Juez, y la comunidad católica cree que es un atropello 
EXIGEN CULMINAR CONSTRUCCIÓN DE IGLESIA 


Caracas.- Una serie de acciones judiciales emprenderán los representantes legales de la Asociación Católica Maronita en Venezuela, a fin de poder reanudar la construcción de la iglesia San Charbel, ubicada en el bulevar Francisco de Miranda, Quebrada Honda, cuya edificación fue paralizada, por órdenes del juez II Civil, Mercantil del Area Metropolitana de Caracas, Humberto Mendoza D'Paola, desde el pasado 18 de diciembre de 1997.

Mauricio Torbay, representante de la Orden Libanesa Maronita (fiel seguidora de la tradición monástica fundada por San Marón hace 15 siglos y ha sido durante 1.500 años la difusora de sus mensajes) aseguró que acudirán al Arzobispado a solicitar su intervención, pues consideran que 'es un atropello que no pueden aceptar. La decisión del juez va contra la religión que nosotros profesamos, que es la misma que profesa la mayoría de los venezolanos'.

Arquitecto turista

Iván Sánchez y Santiago Georges, asesores legales de la Orden Libanesa Maronita explicaron que todo se inició cuando Michael McCool, arquitecto norteamericano, con visa de turista, ofrece sus servicios profesionales gratuitamente para diseñar el templo.

Aclara que su aporte será una donación, pero advierte que si se llegan a usar otros planos diferentes a los concebidos por él debían darle una compensación.

El supuesto profesional nunca entregó los planos y en consecuencia la iglesia es edificada bajo otro diseño.

Sorpresivamente, el ciudadano norteamericano presentó una demanda multimillonaria ante el Tribunal II Civil, Mercantil y pide que le cancelen un millón 300 mil dólares por sus servicios.

El juez acordó un embargo ejecutivo sobre la iglesia 'y por principio jurídico las iglesias no pueden embargarse porque son bienes de dominio público', aclaró Georges.

Por su parte, Iván Sánchez aclaró que se decretó el embargo sin haber demostrado las condiciones necesarias para ejecutarlo. Por otra parte, el juez debió hacer la notificación ante la Procuraduría General de la República porque se trataba de un bien de servicio público. Asimismo, el acto debe considerarse nulo, pues el depositario judicial designado por el tribunal no se juramentó. Recordó que ya acudieron al Consejo de la Judicatura donde denunciaron al juez por error inexcusable.

Fuente: http://www.eluniversal.com/1998/02/11/ccs_art_11402AA
Hercilia Garnica
El Universal