Este es un artículo publicado el 31 de Agosto de 2016 en la página web El Sudcaliforniano de México, artículo escrito por Verónica Sánchez A.
La Paz, Baja California Sur.- Patrón de cuantos sufren en cuerpo y alma, gran intercesor para encontrar trabajo y también para recuperar la salud, son los milagros que los fieles le atribuyen a San Chárbel, uno de los santos predilectos de los sudcalifornianos.
|
Aun cuando es un santo de origen libanés, la capilla de San Chárbel, es visitada con frecuencia por personas que acuden a pedirle favores milagrosos. (J. García) / El Sudcaliforniano |
Los devotos acuden para solicitar su intercesión a su capilla ubicada en la calle Seminario y Norte, colonia Balandra Puesta del Sol, localizada a un costado del convento de las Madres Adoratrices.
Al entrar a la ermita en su honor llama la atención la figura de este santo de origen libanés y que desde su llegada a esta ciudad, es frecuentemente visitado por los fieles creyentes que le piden infinidad de milagros, a través de listones de distintos colores que le son colocados en sus brazos con la petición transcrita.
De la mayoría de los listones que, a simple apreciación podrían sumar más de 100, destacan los de color blanco, rojo y verde y que, según los que conocen sobre el santo patrono, son para pedir salud, dinero, trabajo y situaciones difíciles de solucionar en cuestiones de dinero o de negocios y para la concentración, curación mental, esperanza, fe, respectivamente.
De igual forma hay quienes aseguran que a San Chárbel, algunos fieles cansados de sufrir los tormentos de alguna enfermedad, le han llegado a pedir la "muerte", aunque se desconoce si con ello se violentan los fundamentos escritos en la Biblia.
Retomando el tema de los listones esta devoción es típicamente mexicana, originada en la Catedral Maronita de México, ubicada en el centro histórico cercano de mercerías. Un día una fiel angustiada por su enfermedad pasó a orar para pedir la misericordia de Dios y encontrándose con San Chárbel, le pidió su intervención. Para que no se le olvidara al santo la vehemente mujer decidió dejárselo escrito en un rollo de listón que acababa de comprar, le cortó un pedazo y es allí donde le escribió sus peticiones. Pasados algunos días regresó agradecida porque Dios le había sanado por la intercesión de San Chárbel.
Y en gratitud le dejó otro listón. En unos días el número de listones se incrementó y hoy esta devoción ha rebasado fronteras.
El listón tiene un uso doble: primero, como petición; es decir, en el listón escribimos nuestras necesidades a San Chárbel para que las tenga presentes y no las olvide. Segundo: como gratitud, después de recibir las bendiciones de Dios le agradecemos a nuestro amigo e intercesor con otro listón.
En el listón se deberá escribir lo que desea de la siguiente forma: ¨San Chárbel, yo deseo (se escribe la petición) en armonía para todo el mundo y de acuerdo con la voluntad divina. Bajo la gracia de manera perfecta. Gracias Dios mío, gracias San Chárbel, que ya está todo hecho¨.
Sobre los colores, el azul es para la pureza, protección y voluntad divina. Dorado para pedir iluminación: Amor por los seres queridos y por la paz mundial. Rosa para el amor divino de la adoración y reconciliaciones. Violeta, para la misericordia: Perdón, cambios, meditación, purificación, transmutación. Amarillo, para la paz, equilibrio, sabiduría, fuerza mental e intuición, calmar tensiones y transmutación. Morado, para limpiar la energía de vibraciones negativas, brujerías, envidias y transmutaciones de lo malo en bueno.
Chárbel Makhlouf nació en Begakafra, Líbano, el 8 de mayo de 1828, y murió en Annaya el 24 de diciembre de 1898; fue un asceta, es decir, que renunció a los bienes materiales y se dedicó a su propia espiritualidad.
Fray Chárbel se destacó por su amor a Cristo y su vida de oración, ayuno y sufrimientos, la predicación y por la taumaturgia (que es el don de sanar enfermos) que para los creyentes continuó después de su muerte.
Ha dejado atónitos a los sabios, porque su cuerpo permaneció incorrupto desde el día de su muerte, el 24 de diciembre de 1898 hasta que el Papa Pablo VI lo canoniza en el Vaticano el 9 de octubre de 1977.
Después de muerto parecía un santo vivo, pues ni se le caía el pelo ni las uñas y su cuerpo mantenía su flexibilidad natural.
Las fiestas oficiales de San Chárbel se celebran cada año el tercer domingo del mes de julio, el 8 de mayo, aniversario de su nacimiento y el 9 de octubre aniversario de su canonización.