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miércoles, 29 de mayo de 2013

Visita del Patriarca maronita

RICHARD DELGADO |  EL UNIVERSAL
miércoles 29 de mayo de 2013  12:00 AM

El patriarca maronita cardenal Bechara Boutros Rai realizó por vez primera una visita a Venezuela en el marco de una histórica visita pastoral y religiosa por Latinoamérica que incluyó Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay, Costa Rica y Colombia.

Con ese motivo especial el distinguido prelado fue agasajado con un almuerzo por la Orden Libanesa Maronita en el hotel Altamira Village de la urbanización Altamira, con asistencia del nuncio apostólico, monseñor Pietro Parolín.

En los preparativos de este ágape tomó parte activa monseñor Abad Agustín Saab, superior de la Misión Maronita Católica en Venezuela quien es párroco de la Iglesia San Charbel en Caracas. Junto a él colaboró la comunidad maronita residente a fin de que la estadía del distinguido visitante en nuestro país reviviera la fe de los maronitas.

Posteriormente tuvo un encuentro con su eminencia el cardenal Jorge Urosa Savino, arzobispo de Caracas dúrante la misa llevada a efecto en la Iglesia San Charbel de Quebrada Honda.

Cerca de 500 miembros de la comunidad árabe libanesa asistieron a la ceremonia celebrada en árabe, español y arameo, el idioma en la época de Jesucristo.

La misa que revistió gran solemnidad, entre bellos cánticos, estuvo amenizada por la Coral de Betania. El patriarca se vio acompañado por el obispo de la Diócesis maronita de México, Georges Saad Abi, quien manifestó que el motivo de esta visita era el de fortalecer la fe de la comunidad libanesa en Venezuela.

También cabe destacar que su eminencia fue nombrado cardenal por Benedicto XVI y participó en el cónclave para la elección reciente del papa Francisco.

Igualmente es importante señalar que la mayoría de los descendientes de libaneses-sirios y otros países árabes en Venezuela, son de origen maronitas.

Monseñor Abad Agustín Saab, superior de la orden Maronita en Venezuela. patriarca maronita cardenal Bechara Boutros Rai y el embajador del Líbano, Elías Lebbos. FOTOS GABRIELA PULIDO

Embajador de Francia Jean-Marc Laforet, Ana María Ghituluscu y su esposo el embajador de Rumania, Emil Ghituluscu

Edmundo Kabchi, director del Banco Caroní, Angela de Kabchi y Alí Alsari

Obispo Boulos Al Sayah e Hiam Boustani

Monseñor Paúl Sayah y el nuncio apostólico, monseñor Pietro Parolín

Tony Badur y Tony Yamin

Monseñor Abad Agustín Saab, monseñor Georges Saad Abiyundes, padre Nematallah Hachem y Bassam Makhoul


Fuente: http://www.eluniversal.com/sociales/130529/visita-del-patriarca-maronita

lunes, 13 de mayo de 2013

Cardenal Urosa dio bienvenida al Patriarca Maronita durante visita a Venezuela


El Patriarca Maronita Cardenal Bechara Boutros -PEDRO- Rai, intercambió palabras de cordialidad con el Cardenal Jorge Urosa Savino durante un encuentro en el que también participaron las autoridades de las Iglesias Históricas de Caracas. En la rueda de prensa de este lunes dijo que hablará con Nicolás Maduro y Elías Jaua para tratar asuntos de interés vinculados a la comunidad sirio - libanesa, creyentes del rito maronita.

Ramón Antonio Pérez
@GuardianCatolic



Caracas, 13 de mayo de 2013.- El Arzobispo de Caracas, Cardenal Jorge Urosa Savino, en nombre de los católicos venezolanos dio la bienvenida al Patriarca Maronita de Antioquía y todo el Oriente, Cardenal Bechara Boutros Pedro Rai, durante una eucaristía que fue celebrada la noche del 12 de mayo, en la Iglesia San Charbel de esta ciudad, como parte del recibimiento al Purpurado Libanés que realiza por primera vez una visita a la comunidad maronita de Venezuela.

El Patriarca de la Iglesia Maronita saludó a todos los venezolanos y de manera especial a los miembros de la comunidad sirio-libanesa, durante la misa fue celebrada en el idioma arameo, lengua que habló Jesucristo, así como en italiano y español.

“Estamos agradecidos de esta tierra que nos ha recibido con los brazos abiertos, permitiendo el desarrollo y crecimiento de los libaneses en Venezuela desde hace tres generaciones”, dijo el Purpurado maronita.

La actividad se enmarcó dentro de una histórica visita pastoral y religiosa que el Cardenal Bechara Boutros Rai realiza por Latinoamérica y contempla Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay, Costa Rica y Colombia.

***Se reunirá con el gobierno nacional***



El Patriarca Maronita Cardenal Boutros Rai, se reunió este lunes con representantes de los medios de comunicación en Caracas y habló de la importancia que tiene su encuentro con el presidente Nicolás Maduro en función de los intereses de la comunidad libanesa y maronita en general.
“Los miembros de la comunidad libanesa llegaron a este país muy pobres. Solo con una maleta y muchas ganas de trabajar e incorporarse al desarrollo de Venezuela. Desee que llegaron se han esforzado desde abajo y ahora forman parte importante de la sociedad venezolana con sus empresas e inversiones”, dijo el líder religioso.

Sin embargo, aclaró que en su encuentro con las autoridades nacionales estaría descartado cualquier interés de tipo político, porque ello es asunto de los ciudadanos. “La misión que me toca cumplir es de tipo religioso”.

Maronitas Reconocen  Autoridad de Francisco


Explicó la importancia que tiene el nexo de los maronitas con la Iglesia Católica. “Somos parte de uno de los ritos iniciales del cristianismo, y por tanto reconocemos la Primacía de San Pedro en la Iglesia que actualmente es representada por el Papa Francisco”, acotó. 

Afirmó que el Patriarca Maronita de Antioquia y de todo el Oriente, es Cardenal de la Iglesia Católica Romana cargo que pocos Patriarcas, han tenido el privilegio de alcanzar. De igual manera explicó que la Iglesia Católica es una y universal, tiene su sede en Roma y como cabeza suprema al Papa Francisco.

De allí se desprenden las iglesias orientales que se encuentran estrechamente ligadas a la autoridad de Roma, pero con ritos independientes. Existen varios patriarcados y uno de ellos es el de Antioquia, en el lugar en el que San Pedro, primer Papa de la Iglesia Universal, funda la Iglesia Católica Apostólica.

Visita Histórica a Venezuela


La agenda del Patriarca Cardenal Boutros –Pedro- Rai ha sido organizada por Monseñor Abad Agustin Saab, Superior de la Misión Maronita Católica en Venezuela y al mismo tiempo fundador de la Misión en Venezuela y párroco de la Iglesia San Charbel en el sector de Quebrada Honda, en Caracas.

Informó que el alto representante de la Iglesia Maronita, fue quien preparó las meditaciones del Vía Crucis del Viernes Santo en el Coliseo Romano, que había encargado antes de su renuncia el Papa Benedicto XVI, y formó parte del Cónclave que eligió al nuevo Papa.

La visita del máximo representante de la Iglesia está prevista del 12 al 14 de mayo. Además de esta misa en San Charbel, también está prevista otra en Puerto Ordaz, donde compartirá además con la comunidad residente en esa zona del país.

La gira en Venezuela contempla importantes encuentros no sólo con las altas autoridades del gobierno nacional sino también con el Cardenal Jorge Urosa Savino; Monseñor Pietro Parolin, Nuncio Apostólico en Venezuela y el Embajador de Líbano en el país, Elías Lebbos.

Es importante señalar que la mayoría de los descendientes de libaneses-sirios y otros países árabes en Venezuela son de origen maronitas. A partir del 13 de diciembre de 1989, la comunidad maronita de Venezuela, debe su dirección espiritual, la conservación de sus tradiciones y la unidad propia de la comunidad a los pastores de la Orden Libanesa Maronita.

Monseñor Agustin Saab dijo que “los primeros libaneses llegan a suelo venezolano en la segunda mitad del siglo XIX huyendo del Imperio Otomano. La migración es principalmente de católicos maronitas, duramente perseguidos y atacados por los turcos. Estos primeros emigrantes enseñaron a sus hijos a amar y respetar con enorme gratitud a Venezuela”. Se estima que en Venezuela existan aproximadamente 400 mil maronitas.








Fuente: http://elguardiancatolico.blogspot.com/2013/05/cardenal-urosa-dio-bienvenida-al.html



viernes, 10 de mayo de 2013

Paz de alma, silencio y soledad: La vida de San Charbel Makhlouf


Redacción (Viernes, 10-05-2013, Gaudium Press) Desde los principios del Cristianismo, relucieron en el firmamento de la Iglesia hombres y mujeres orantes que pasaban la vida en la contemplación y el silencio, absortos solamente en Dios. Despojados por completo de las preocupaciones terrenales, tenían el alma fijada en un único fin: vacare Deo - descansar en Dios, darse a Dios.
Retrocedamos casi dos siglos y viajemos, en busca de una de esas almas, a un país de escarpados montes cuyas maravillas fueron innumerables veces proclamadas en los Libros Sagrados: el Líbano. Fue allí donde, en 1828, en la aldea de Beqaa Kafra, naciera a la sombra de los cedros centenarios el pequeño Youssef Makhlouf.

Dios comienza a hablarle al corazón
Ya en los tiernos años de su infancia, murió su padre, Antun Za'rur Makhlouf, sometido por el ejército otomano a un régimen de trabajos forzados. Su madre, Brígida, contrajo nuevas nupcias, dejando la casa y las pequeñas propiedades de Antun para los hijos, que pasaron a ser tutelados por el tío paterno, Tannus.

Inclinado a la piedad y la devoción, le tocó al pequeño Youssef, siendo el menor de cinco hermanos, dar buen ejemplo en la piedad y el cumplimiento de los deberes. Dotado de un espíritu piadoso y altamente sumiso, recitaba diariamente las oraciones con la familia, así como desempeñaba con gran esmero la tarea de vigilar los animales en el pasto.
Sus virtudes luego se manifestaron a todos los habitantes de la aldea. Le gustaba la soledad, era prudente e inteligente. En la iglesia, se mantenía recogido, sin siquiera mirar alrededor de sí. De tal forma su buen comportamiento llamaba la atención, que los muchachos de la región a él se referían como "el Santo".

La Providencia fue preparando poco a poco el alma de ese hijo elegido hasta el punto de que, viviendo todavía en el mundo, de él se valía solo para cumplir lo que era la única aspiración de su vida. "Cuando Dios quiere unirse íntimamente a un hombre y hablarle al corazón, Él lo conduce a la soledad. Si se trata de un hombre llamado a la vida religiosa contemplativa, Dios, para realizar su deseo, comienza por separarlo del mundo".1
Fue así que, en el año 1851, a los 23 años de edad, Youssef dejó el hogar materno e ingresó al Monasterio de Nuestra Señora, en Maïfuq, donde adoptó el nombre de Charbel, en alabanza al mártir de Edessa, del segundo siglo.

De Maifouk a San Maron de Annaya
Sin embargo, con ese deseo de aislarse del mundo ardiéndole en el alma, Maifouk ciertamente no era el ambiente más propicio para la realización de su ideal. Aunque allí llevase una vida de oración y trabajo, como la santa Regla pedía, el contacto con los campesinos vecinos le perjudicaba mucho el recogimiento.

Cierto día en que los novicios se ocupaban de su tarea diaria de sacar las hojas y cáscaras de las moreras, para la creación del gusano de seda, una muchacha que trabajaba al lado, queriendo poner a prueba el silencio y la seriedad de Charbel, le lanzó al rostro un capullo. No obteniendo resultado, lanzó otro. El joven novicio permaneció impasible, pero en aquella misma noche salió del monasterio de Maifouk, sin decir nada a nadie, y se fue a recoger al convento de San Maron de Annaya, situado a cuatro horas de marcha.

Allí reinició el noviciado, separado del mundo por una severa clausura, observando la regla que lo guiaba en las vías de la contemplación, del recogimiento, de la oración y la obediencia. Dos años después recibió el hábito de los maronitas - túnica negra, capucha en forma de cono y cordón hecho de piel de cabra - y pronunció los votos de pobreza, castidad y obediencia. Desde entonces, fue un monje sumergido en el anonimato y en sus coloquios con Dios.

Aunque todo hiciese para lanzar su persona al olvido, su santidad se tornó notoria para los otros religiosos. Por decisión del superior y del consejo de la comunidad, fue admitido para las órdenes sacras y, después de hacer los necesarios estudios, recibió la ordenación presbiteral en 1859.

Charbel celebraba el Santo Sacrificio con la máxima dignidad y con una fe tan viva, que, con frecuencia, durante la Consagración, las lágrimas le corrían de los ojos oscuros y profundos, los cuales eran como dos ventanas abiertas para el Cielo. Y, en la contemplación, se quedaba de tal modo absorto que no prestaba atención alguna a eventuales ruidos o rumores.

Modelo de obediencia y pureza
Desde el tiempo de noviciado hasta su último aliento, se destacó como monje ejemplar en la obediencia y la observancia de la Regla. Al punto de que, cuando el Superior ordenaba a un monje hacer algo muy penoso, era frecuente escuchar una respuesta del tipo:
- ¿Piensa usted, por acaso, que soy el padre Charbel?
Cierta ocasión, siendo él todavía novicio, un sacerdote resolvió poner a prueba su paciencia. En la hora de transportar de un campo para otro los instrumentos agrícolas, comenzó a amontonar sobre sus hombros bolsas de semillas, piezas de arados, herramientas y otros materiales... Cuando terminó, se veía en medio de la carga el rostro sonriente de Charbel que repetía la censura de Jesús a los doctores de la Ley: "Ay de vosotros, que cargáis a los hombres con pesos que no pueden llevar..." (Lc 11, 46). Todos rieron de ese dicho espirituoso y se apresuraron a librarlo del exceso de carga.

Brilló también de modo especial en la lucha para preservar la virtud de la castidad, con actos de heroísmo extremos, sin jamás demostrar a los otros las mortificaciones que hacía. La Regla de la Orden incita a los monjes a refrenar con todo empeño los propios sentidos. Entre otras actitudes de vigilancia, los exhorta a evitar cualquier conversación con personas del sexo femenino, incluso tratándose de parientes. San Charbel fue más lejos: él hizo, y cumplió, el propósito de jamás mirar para el rostro de una mujer.

El don de hacer milagros
Tuvo el don de hacer milagros, y lo ejerció con su acostumbrada humildad.
Cierta vez, una pobre mujer hemorroísa, cuya enfermedad resistía a todos los tratamientos, encargó a un mensajero de entregar al padre Charbel determinada cuantía y pedirle que éste le enviase un cinturón bendecido. Existe una devoción mariana típica del Líbano: en las situaciones de emergencia - calamidades públicas, epidemias, guerras, etc. -, los jefes de familia llevan a la iglesia un velo de seda o algodón; esos velos son entrelazados y quedan suspendidos alrededor de la capilla, hasta la Virgen hacer cesar la desgracia. El padre Charbel agarró, entonces, uno de esos velos, que estaba en la imagen de Nuestra Señora del Rosario, y lo entregó al mensajero, diciendo:
- Que la mujer se ciña con este velo, y quedará curada. En cuanto a la limosna, colóquela sobre el altar, el padre proveedor irá sacarla.
Y la mujer quedó curada.

En la capilla de San Pedro y San Pablo
Visto que la soledad lo atraía desde la infancia, y que en el monasterio de Annaya vivía ya prácticamente como un anacoreta, fue él transferido para la capilla de San Pedro y San Pablo, a corta distancia del monasterio. Tenía entonces 47 años, y allí permaneció hasta el día de su muerte, ocurrida 23 años después.

Su oración era solo interrumpida por el cultivo de la viña y otros trabajos en el santuario. Y la única comida del día, cerca de las tres horas de la tarde, acababa siendo un ejercicio de penitencia, por la escasez y pobreza de alimento. Su devoción a María era incomparable. Repetía continuamente Su nombre bendito, y cada vez que entraba o salía de su celda recitaba, de rodillas, el saludo angélico delante de una pequeña imagen que allí estaba.

Proverbial era también su paz de alma. En un día de tempestad, un rayo derrumbó parte del ala meridional del santuario, echó a tierra una pared de la viña y quemó, en la capilla, los manteles del altar, mientras el santo monje allí se encontraba, en oración. Dos ermitaños acudieron al lugar, y lo vieron en la más apaciguadora tranquilidad.

- Padre Charbel, ¿por qué no se movió para apagar el fuego?
- Querido hermano, ¿cómo podría hacerlo? Pues luego después de encenderse, el fuego se extinguió...
De hecho, como el incendio fuera rapidísimo, él juzgara más importante continuar su oración, sin perturbarse.

Nacimiento para la vida eterna
Cuando celebraba la Misa el día 16 de diciembre de 1898, en el momento en que comulgaba la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo, un repentino ataque de apoplejía lo dejó paralizado, sin poder concluir el Santo Sacrificio. Socorrido sin demora, fue llevado para su pobre celda, donde permaneció ocho días entre la vida y la muerte, con intervalos de lucidez durante los cuales rezaba cortas oraciones.

En la vigilia de la Navidad, mientras la Iglesia conmemoraba la venida al mundo del Niño Jesús, nació para la eternidad aquel santo monje maronita, el primer oriental en ser canonizado según la forma usada en la Iglesia Católica latina.

Sus restos mortales fueron sepultados en una fosa común, junto a los de los demás monjes fallecidos, como pedía la santa Regla. Y, desde aquel momento, el cementerio pasó a ser iluminado de noche por una suave y misteriosa luz. Éste y otros prodigios, unidos a su fama de santidad, llevaron a transferirlos para una nueva tumba, en la pared de la cripta de la Iglesia de San Maron.

La fosa donde San Charbel fuera enterrado era tan húmeda que, al hacer la exhumación, el cuerpo apareció literalmente encharcado, pero milagrosamente íntegro y flexible, transpirando un líquido rojizo de agradable olor. Y cuando la nueva tumba fuera abierta, en 1950, 1952 y 1955, se constató que todavía continuaba flexible e incorrupto.

Su modelar vida monástica y los numerosos milagros realizados por su intercesión llevaron al Papa Pablo VI a beatificarlo el 5 de diciembre de 1965, días antes de la clausura del Concilio Vaticano II, y a canonizarlo el 10 de octubre de 1977.

Ejemplo también para nosotros
El ejemplo de San Charbel Makhlouf indica un camino también en los días de hoy, pues el silencio y la oración constituyen un valioso auxilio para solucionar las angustias y aflicciones del hombre contemporáneo.

Se equivoca quien piensa que el recogimiento es privilegio exclusivo de los religiosos de clausura. Él está al alcance de todos nosotros, pues "la fuente de la verdadera soledad y del silencio no está en las condiciones o en la calidad del trabajo, sino en el contacto íntimo con Dios [...] El silencio, así entendido, puede encontrarse en la calle, en el estrépito del trabajo de la fábrica, en las actividades del campo, porque es llevado dentro de nosotros".2

Por Raphaela Nogueira Thomaz.

1BRUNO, OCSO, Pe. M. Le silence monastique. 2.ed. Besançon: Imprimerie de L 'est, 1954, p. 4.
2ROYO MARÍN, Antonio, OP, La vida religiosa. 2.ed. Madrid: BAC, 1968, p. 437.


miércoles, 1 de mayo de 2013

COMUNICADO ANTE EL SECUESTRO DE DOS ARZOBISPOS ORTODOXOS EN SIRIA

CIHC Consejo de Iglesias Históricas de Caracas


COMUNICADO

ANTE EL SECUESTRO DE DOS ARZOBISPOS ORTODOXOS EN SIRIA

1.- El lunes 22 de abril de 2013 fueron secuestrados en Siria el Arzobispo Ortodoxo Antioqueno de Aleppo y Alejandría BULOS YAZIJI y el Arzobispo Siríaco Ortodoxo de Aleppo YUHANNA IBRAHIM, dos Obispos conocidos por su compromiso por la paz a lo largo de la difícil y prolongada crisis que viene atravesando esa Nación. Ante ese deplorable suceso, los representantes de las Iglesias cristianas pertenecientes al Consejo de Iglesias Históricas de Caracas:

2.-Condenamos categóricamente dicho secuestro;

3.-Solicitamos la asistencia de los gobiernos y de todos los hombres y mujeres de buena voluntad (cf. Lc 2, 14), que estén en condiciones de contribuir a la liberación de los dos jerarcas;

4.- Expresamos nuestra solidaridad con la Iglesia Ortodoxa Antioquena y a la Iglesia Siríaca Ortodoxa, la cual transmitimos a través de Mons. Ignacio Samaán, Obispo Auxiliar de la Iglesia Ortodoxa Antioquena en Venezuela;

5.- Oramos a Jesucristo, Príncipe de la paz (cf. Is 9, 5), por todos los afectados por el actual conflicto en Siria, por el cese inmediato de la violencia y, sobre todo, pedimos a Dios que fortalezca la fe de los cristianos en la zona en conflicto, para que sigan dando testimonio de tolerancia, de respeto y convivencia pacífica con los creyentes de otras religiones.

Caracas, 1º de mayo de 2013.

Emmo. Sr. Cardenal Jorge Urosa, Arzobispo de Caracas y Presidente del
Consejo de Iglesias Históricas de Caracas

Excmo. Mons. Orlando Guerrero, Obispo de la Iglesia Anglicana Episcopal
Venezolana y Vice-Presidente del Consejo de Iglesias Históricas de Caracas

Excmo. Mons. Georges Kahhale, Exarca Apostólico de los Greco-Melquitas
en Venezuela

Rvdo. Pastor Akos von Puky, Representante de la Iglesia EvangélicaLuterana
en Venezuela en el Consejo de Iglesias Históricas de Caracas

Dra. Loida de Valera, Representante de la Iglesia Presbiteriana de
Venezuela en el Consejo de Iglesias Históricas de Caracas

Rvdmo. Mons. Agustín Saab, O.L.M., Abad del Monasterio San Charbel de
Caracas

Excmo. Mons. Ignacio Samaan, Obispo Auxiliar del Arzobispado Ortodoxo
Antioqueno para México, Venezuela, Centroamérica y el Caribe

R.P. Vasile Lungeanu, Párroco de la Parroquia Ortodoxa Rumana San
Constantino y Santa Elena

Pbro. Ramón Vinke, Secretario General del Consejo de Iglesias Históricas
de Caracas